Razones y pasiones: Un maquillaje más

Por: Eleazar Ontiveros Paolini…

Hay que inventar sin parar para distraer. Inventar con la pretensión de que muchos se olviden de lo que padecen día a día, centrando su atención en todo aquello que se esparce, dado el monopolio comunicacional del régimen, como acciones renovadoras y revolucionarias.  Y se asegura que  esas acciones estimuladas por el amor socialista, entrañan soluciones efectivas para erradicar los problemas que van adquiriendo sin pausa mayor profundidad. No es nada nuevo; es parte de las lecciones aprendidas por la cúpula chavista del jefe de la propaganda nazi: Joseph Goebbel. Así, ahora, como el pan se acaba hay que aumentar el circo para compensar y aquietar los ánimos hasta donde sea posible.

Lo anterior viene al  caso cuando se considera lo que el gobierno anuncia a “tambor batiente”, respecto de un nuevo cambio del cono monetario, acentuando  que el objetivo prevalente es el de “revalorizar”el bolívar que de fuerte pasó a ser más que debilucho. Ahora bien, y esto es lo que se debe tomar en cuenta para analizar la situación, solo hay una verdadera revalorización de la unidad monetaria cuando ella va adquiriendo mayor poder adquisitivo, y eso no va a suceder, o los suponemos, pues, por ejemplo, si  adquiero en la actualidad algún bien o servicio por doscientos mil bolívares, al quitar  tres estorbosos ceros en el nuevo cono, lo voy a adquirir por 200, pero también a los sueldos se le quitarán los tres ceros, dando como resultado que  el valor de lo adquirido es el mismo, es decir que se trata de una acción cosmética. Lo que si puede pasar, al revés de lo ofrecido, es que hayan aumentos maquillados tal como sucede con la gasolina. Si el litro de 91 cuesta un bolívar, quiere decir que al quitarle los tres ceros costaría o,oo1, y si se mantiene el precio de 1 bolívar se estaría pagando 1.000 por litro. En el caso de la gasolina de 95 que se vende a 6 bolívares pasaría a costar 0.006, lo que quiere decir que manteniendo el precio en 6 Bs, con la nueva moneda se estarían pagando casi 6.000 Bs por litro.

Al posible problema de no lograrse una “revalorización”, la invasión de billetes provenientes de Colombia para ser cambiados por las nuevas denominaciones, dificultaría una enormidad lograr con cierta prontitud la necesaria y perentoria conversión. Además, las colas en los bancos se harían interminable a menos que los dos conos subsistan hasta que el viejo se vaya diluyendo sin traumas, lo que requiere depósitos bancarios sólidos. También entra en juego el problema de los costos de impresión.

El mismo gobierno ha dicho que se invertirán 80 millones de dólares y que la impresión  se haría en  Maracay, incluyendo  monedas y fracciones de ellas. Sobre el particular uno se pregunta, ¿tendrá la impresión en Venezuela la suficiente calidad para que no haya un deterioro precipitado por el uso y la debida seguridad para evitar la falsificación? Explanadas esas dificultades, deseamos que de hacerse efectivo el nuevo como, este se logre de la mejor manera, pues es indiscutible que tendría como muy positivo facilitar todo tipo de transacción.