A los maestros en su día.
Cuando sea grande, ¡quiero ser maestra! , un sueño que muchos de nosotros tuvimos al planificar nuestra futura profesión. Cuántos, jugábamos a la escuelita, y le impartíamos clases a las muñecas o a los amiguitos que querían ser los alumnos. Nos tomábamos muy en serio el papel: ¡Siéntate, escribe, pasa al pizarrón, ya es hora del recreo! Con el paso del tiempo, solamente aquellos con una férrea vocación lograron su meta, y hoy, día a día, con valor y coraje, se enfrentan a lo que les depara la cotidianidad, con las limitaciones impuestas por esta crisis terrible que estamos atravesando y pese a todo, ejercer su incomparable labor.
Es como una fascinación que sentimos por esa profesión que, sin duda alguna, es una de las más meritorias, entrañables, estoicas, sacrificadasgenerosas, de preparación constante y sobre todo de los más nobles sentimientos, porque enseñar, dar ejemplo, guiar, curar, sonreír, abrazar, besar, conmoverse, tener paciencia, en una palabra amar, simbolizan la extraordinariamisión que le corresponde, al que por inspiración se dedica a enseñar.
Los maestros son faro de luz que disipan las tinieblas de la ignorancia. Son brújala que muestra el rumbo seguro para navegar en aguas turbulentas. Son poesía, risas, canciones, aplausos para alegrar los rostro infantiles Son regazo confortable para espantar el miedo y la soledad. Son magos para crear de la nada un barquito de papel y para convertir una paledoniasen muchas paledonias chiquitas, para que alcance y ninguna manita se quede extendida.
En muchos países del mundo la profesión de maestro(a) es considerada una de las más importantes y exigentes, por lo tanto, la remuneración y el escalafón social de esos hombres y mujeres está acorde con el trascendental empleo que ejercen. De hecho, su responsabilidad es enorme porque se trata de formar, en el amplio y significativo sentido de la palabra las mentes de sus alumnos, complementando así, la educación que los niños y jóvenes deberían reciben en sus hogares.
La tarea común
Una carta, formada por los “Docentes en protesta” refiere con claridad la situación, que están viviendo las personas que se consagran a la enseñanza en el país , y en verdad,esas palabras, llama a la reflexión de los que de una u otra manera estamos involucrados en trabajar por el mejoramiento de nuestras condiciones de vida.La misiva, explica, entre otros señalamientos: “un maestro que se levanta todos los días con una carga emocional de no tener cómo alimentarse, cómo alimentar a sus hijos, cómo vestirse, cómo llegar a sus escuelas, es un maestro sin motivación, sin alicientes, es un maestro que no puede rendir…” La lucha-continúa – es por Venezuela y por un magisterio reivindicado en su labor de formar ciudadanos para la vida. La lucha es para que no sigamos llegando a la escuela con los zapatos rotos, la ropa remendada y el estómago vacío. La lucha es para que se respete la intelectualidad y la meritocracia. La lucha es de todos y quedamos invitados a librarla”
Es una tarea común reconocer el valor intrínseco de quienes con su sabiduría, paciencia y cariño, velan porque nuestros hijos, crezcan. Ellos, los maestros, siembran las semillas, no solamente de los conocimientos, la ética, el amor a la patria y a sus símbolos, sino también y muy importante velan por el desarrollo de los buenos ciudadanos.
Desde Comunicación Continua, nuestra más solidaria felicitación a todos y cada uno de nuestros docentes porque su presencia está en los más apartados rincones de nuestra hermosa e inmensa geografía. Deseamos, sinceramente y de todo corazón que muy pronto se logren materializar los sueños de progreso, armonía y paz que tanto deseamos.
A.E.C.C.L.L