El caminante: Los sueños también entran en el problema

Por: Valentín Alejandro Ladra…

Conozco a muchas personas que tienen problemas para dormir y eso es alarmante.

Es increíble pero cierto. Con la gravedad de los problemas que se vive hoy día en nuestro vapuleado país, son cada vez más las personas que tienen serios inconvenientes para dormir con normalidad.

Insomnio, sufrir de nervios que los hacen despertar en horas intempestivas, no poder retomar el sueño, diversos síntomas que luego en el día merman la capacidad laboral o de sus actividades normales, causando irritaciones o comportamientos impredecibles. Nervios y estrés.

No existe un tiempo normal de sueño según el individuo, aunque oficialmente éste sería promedio de 7 a 8 horas. ¡Suerte para ellos en tiempos difíciles! Bien dormir quiere decir despertarse bien, según las creencias Daniel Kurtz en el Congreso de la Sociedad Europea de Investigaciones sobre el Sueño reunidos hace varios años en Estrasburgo en Francia.

“Si alguien se despierta en buenas condiciones de cinco o seis horas de sueño significa que ha dormido lo suficiente, y su estado emocional está normal”, señala el investigador Kurtz, jefe del servicio de unidad móvil del Sueño en el Hospital Universitario de Estrasburgo -información que se encuentra en mi libro Manual Antistress-. “Un buen sueño en la noche se prepara durante todo el día y uno deja de lado el estrés”.

Insistió en el diagnóstico inicial de los desórdenes del sueño: “El que se despierta bien significa que ha dormido muy bien, cualquiera sea la duración del sueño, ya que éste depende en forma total de cada individuo. Las horas llamadas sociales de sueño, entre las 10:30 de la noche y las 7 de la mañana, no están siempre adaptadas a las personas”.

“Habría que preguntarse hoy día por qué el sueño se ha vuelto un tema tan importante y de interés público. Anteriormente despertaba cierto interés, pero ahora lo que parece preocupar en forma aun más intensa a la gente es la calidad del mismo. ¿Dormimos hoy igual o peor que hace un siglo”.

Yo personalmente diría que ello depende no sólo de cada persona y la vida que lleva, sino las situaciones que suceden en su entorno. Trabajo, estudio, vida sentimental, desborde de emociones, no poder equilibrar sus estados mentales, familia, divorcios, lugar en que vive, angustias y zozobras, violencias, presiones de toda índole, situaciones imposibles, problemas a granel, y todo aquello que usted pueda imaginarse que hace que se despierte numerosas veces, hasta enfermedades, dolores emocionales, fallecimientos y pare de contar.

Y precisa el profesor e investigador Daniel Kurtz: “Cuando un paciente se queja de insomnio crónico y se le hace una grabación del sueño, se descubre en la mayoría de los casos que duerme entre cinco y siete horas, pero sólo recuerda los períodos en que no tuvo sueño”.

Señala que es esencial un tratamiento médico. La prescripción de somníferos –sólo una vez utilicé una pastilla para poder conciliar el sueño cuando me encontraba en Barcelona, España, dando clases en la Facultad de Altos Estudios Paracientíficos, y al despertar en la mañana sentí dolor de cabeza por no estar acostumbrado a ningún fármaco, y nunca más lo hice- debe ser limitada en el tiempo.

Estas deben ser sólo utilizadas de 15 días a tres semanas, y reservada a casos específicos de insomnio transitorio, como por fallecimiento de un ser querido, de una operación, problemas morales o sentimentales, un cargo importante, un examen, etc. El médico debe siempre prevenir al paciente que el tratamiento debe ser provisorio.

El insomnio está asociado al estrés y las enfermedades psiquiátricas o de índole psicológico. Las personas que se quejan de insomnio crónico deben ser tratadas sin recurrir a los somníferos. Claro, algunas personas tienden a utilizar los mismos durante largas horas de vuelo en avión. Kurtz recomienda la recreación de un rito del sueño, como en los casos de los niños, vivir una vida armoniosa y de equilibrio, y de utilizar ciertas terapias que no necesariamente deben ser medicinales, como estar más en contacto con la naturaleza y hasta la meditación.

Y entonces surge una nueva teoría, revolucionaria, acerca del sueño. El neurofisiólogo francés Michael Jouvet discrepa sobre ciertas afirmaciones de Sigmund Freud, cuyas afirmaciones referentes al sueño pueden ser equivocadas.

“El sueño podría no ser entonces un lugar donde se elaboren los deseos, sino el sendero por el cual pasa el componente hereditario de nuestra personalidad”.

“De esta manera se archivaría en el sueño cualquiera de las experiencias más insignificantes de nuestras vidas, sobre la base de nuestro código innato individual”,

Bueno, a dormir bien, que lo necesitamos. < valikvalik@hotmail.com>