El Big Ben Deportivo: De VAR en VAR por allá, pero la resaca es acá

Por Andrés E. Mora M…

“La tecnología llegó al fútbol para hacer justicia y ella, precisamente, es la responsable de que «La Vinotinto» permanezca inmaculada – invicta y con el arco imbatido – tras sus dos primeros compromisos en la fase de grupos de la Copa América 2019”, le comenta Ingenuo Sinduda a Incredulina e Incrédulo, su esposa e hijo, respectivamente, a pocas horas del compromiso Venezuela-Bolivia, hoy sábado 22 de junio, en el que los dirigidos por Rafael Dudamel buscaran un triunfo que los catapulte a los cuartos de final de la 46ta edición del torneo de selecciones más longevo del planeta.  

“Lástima que no haya tecnología que ayude a rectificar las innumerables decisiones, por demás grotescas y bochornosas, que ha tomado el sumiso, obediente y vergonzoso TSJ siguiendo al pie de la letra las instrucciones dadas por su dueño desde Miraflores”, interviene, a manera de inciso, la dama. “Y no desde La Casona, por cierto”, piensa ella de inmediato. “¿Qué será de la residencia presidencial?”, se pregunta hacia sus adentros, curiosa por saber el destino de tan importante patrimonio de la república, emblema de la democracia venezolana, que pareciese encontrarse en un limbo legal luego de una suerte de disputa testamentaria a raíz del fallecimiento del nacido en Sabaneta. “Cosas veredes, amigo Sancho”, expresa en silencio su perplejidad la fémina, recurriendo a la popular cita.

“Y de existir alguna tecnología, ese TSJ ¡ya la hubiese alterado para manipularla a su total antojo y discreción! Tal cual hizo el CNE – otro de los impresentables poderes públicos actuales, que en el pasado fueran independientes – «con el mejor sistema electoral del mundo», circunstancia bien conocida por todos, que provocó que Smartmatic, su socia por tres lustros y 14 elecciones, «recogiera sus macundales» y huyera despavorida del país, no sin antes negar la certificación de los fraudulentos resultados de la írrita, ilegal e inconstitucional Asamblea Nacional Constituyente. Semilla de la ilegitimidad del usurpador”, añade Incrédulo para ampliar algo más el paréntesis abierto por su madre.   

“Volviendo a lo que les comentaba al principio”, dice el profesor jubilado de la ULA, retomando el hilo de lo que decía. “El VAR o «videoarbitraje» – la herramienta tecnológica convertida en celebridad en Rusia 2018 luego que, finalizadas las semifinales, se utilizó en 440 ocasiones y provocó la revisión de 19 jugadas, siendo en 16 sus decisiones corregidas – fue requerido en cuatro oportunidades en los primeros dos desafíos de la selección criolla, en dos ocasiones por el principal del Venezuela-Perú y en otras dos por el árbitro chileno que pitó el Brasil-Venezuela, resultando anulados los cuatro goles inicialmente validados por los jueces en contra de Venezuela, al verificarse una posición adelantada previa a cada una de las anotaciones. De tal manera que la justicia – inexistente en nuestro diezmando país durante estos más de veinte años de cleptocracia roja-rojita – le ha sonreído a “La Vinotinto” en este torneo gracias a la tecnología. Sin el VAR, nuestros aguerridos muchachos estuvieran hoy jugando contra Bolivia por puro trámite, despidiéndose del evento”, comenta el catedrático.

“Pero a pesar de su éxito innegable, el VAR tiene sus detractores. «Se corta el juego», dicen unos. «El error es parte del juego», dicen otros. A estos últimos quisiera verlos si su equipo perdiese un juego, el que fuese, por una «mano de Dios» ¡Seguramente otro gallo cantaría!”, señala Incrédulo.

“El VAR es un ejemplo vivo de la tecnología en favor de la ecuanimidad e imparcialidad. Pero así como el «videoarbitraje» anula goles injustos, las redes sociales han promovido autogoles en el sector opositor a través de aquellas personas o grupos ávidos de protagonismo, vulnerables a informaciones manipuladas por maestros de las mentiras, embustes o «cobas», como es el caso del inefable «Jorgito». Rey de la desinformación y el engaño. El autor de infinidad de «cuentos chinos», como los «ataques» al Guri que incluyó aquella ficción, literalmente de película, perpetrado por un francotirador. O aquel otro del ataque cibernético. Lo cierto del caso es que «Jorgito» volvió por sus fueros acusando al presidente (E), Juan Guaidó de apropiarse del dinero recaudado del concierto realizado en Cúcuta el 20F. Patraña desmentida por Gabriela Arenas, directora ejecutiva de «Aid Live Foundation», en entrevista dada a Cesar Miguel Rondón en su programa Punto y seguido”, informa el docente.

“Pero el objetivo de «Jorgito» había sido alcanzado. La patraña fue propagada por los «guerreros del teclado» – como los denomina Alexis Rosas – que disparan primero e investigan después, ¡si acaso!, convertidos en tontos útiles del maquiavélico ministro-psiquiatra”, señala Incredulina. “El régimen usurpador se aprovechó de los «gatillo alegre» del retuiteo que tenemos en nuestras filas, para lanzar su campaña de desprestigio en contra del único que ha sido capaz de «tenerlo contra las cuerdas», y «recibiendo castigo», desde el 23 de enero”, agrega la consorte de Ingenuo.            

“¡Pero eso no termina ahí!”, expresa el marido de Incredulina. “A ese ejercito de «gatillos alegres» se les suma los inmediatistas. Aquellos a los que «las hojas de ruta» les da escozor e insisten en «tomar atajos» para lo cual agitan las redes sociales también. Esperemos que mientras la participación de “La Vinotinto” en la copa siga transcurriendo exitosamente, aunque sea de VAR en VAR, la resaca moral de los embriagados por el afán de figurar de unos, y de la mezquindad de otros, les haga reflexionar sobre el daño que se le hace a un proceso indetenible e irreversible, pero que tiene en la paciencia un baluarte”, concluye el padre de Incrédulo.

 (٭) Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo      

      aemora@gmail.com, @amoramarquez