Por la calle real: La Cagantina

Por: Fortunato González Cruz…

Los habitantes de Mérida somos víctimas de una molestia cuyas causas parecen ser diversas. Se trata de malestar general que se manifiesta en dolores de barriga, vómitos, escalofríos, diarrea y dolores de cabeza. No es mayera puesto que no estamos en mayo, ni tabardillo que son cosas pasadas, ni resaca porque no hay ni vino de cambur para las paraduras, ni excesos de comida porque la dieta de Maduro afecta a todo el colectivo. La especie de epidemia que tiene a los merideños pálidos y doblados de tanto ir al baño es una calamidad que preocupa a las autoridades políticas y sanitarias. Hay ausentismo laboral, la gente camina más rápido y los choferes aceleran para llegar a casa lo más pronto posible. A los niños de las escuelas los devuelven a sus casas con la ropita interior echa un asco. La culpa parece ser la mala calidad del agua, pero el gerente de Aguas de Mérida señaló que se está clorando el agua con normalidad  y de acuerdo con las dosis que recomiendan los químicos y sanitaristas, pero que no responde si no tiene recursos para comprar más cloro.

Las causas, por lo que he averiguado, son diversas: hay en el ambiente de la ciudad amibas, bacilos virus y microbios multiétnicos y pluriculturales. También pueden ser los reiterados y sorpresivos anuncios del gobierno. Lo cierto es que se trata de una infección,  microorganismos que viven plácidamente en el ambiente de la ciudad donde disfrutan de la oscurana, la basura, la falta de jabón y la carestía de los insecticidas, desinfestantes y antisépticos.

La recomendación que uno escucha es que se hierva el agua pero escasea el gas, la electricidad se va todos los días y la leña la tiene acaparada el gobierno para darle por el lomo a la gente. Que se lave las manos con jabón y, o no se consigue, o tiene uno que gastar toda su cesta ticket y la pensión para comprar  una pasta.

De la basura se están ocupando los perros, los gatos y los zamuros porque no hay camiones para recogerla, ni hay plata para mantenerlos, ni tampoco cauchos, baterías y repuestos, ni cultura ciudadana para entender este tremendo problema y siguen sacando la basura cuando y como quieren. Tampoco es mucho lo que se puede botar y eso disminuye un poco el volumen, como tampoco es mucho lo que se puede defecar o vomitar por lo de la dieta de Maduro. Tampoco hay papel sanitario entonces la limpiada es deficiente y contaminante.

Esta monumental cagantina tiene que ser atendida sin dilación por las autoridades sanitarias y controlar los focos de contaminación antes de la feria, porque el espectáculo que podemos dar las reinas y los súbditos sentados en las pocetas no creo que sea muy atractivo para los turistas, que ya tienen full los hoteles y las posadas con sus reservaciones.