Por la calle real: Sobre las instituciones venezolanas

Por: Fortunato González Cruz…

El Dr. José Antonio Gil Yepes me obsequió el Tomo II “De la Centro Democracia”, uno de sus libros de la serie  “Poder, Petróleo y Pobreza” que estoy leyendo con avidez y subrayando párrafos de profundo contenido filosófico, sociológico y ético que enriquece los conocimientos sobre la naturaleza del venezolano, de su cultura política y de sus valores cívicos. Son muchos aspectos que me gustaría comentar como esto de los valores cívicos, pero las actuaciones de nuestro Tribunal Supremo de Justicia me inclinan por  el tema de las instituciones venezolanas y su valoración popular.

En un cuadro que resume más de 20 años de trabajos estadísticos y análisis cualitativo sobre las instituciones venezolanas, la institución más valorada históricamente por los venezolanos es la Iglesia Católica, cuya Conferencia Episcopal denunció de forma categórica la situación social, económica y política nacional. Se puede afirmar que es la única que tiene una larga y consistente valoración positiva y que se percibe más cercana a las expectativas de los venezolanos. Le siguen los estudiantes universitarios a quienes la población percibe por su arrojo y valentía, por la claridad de sus valores y la limpieza de sus ideales. Poco más abajo en la escala aparecen tres sectores: la banca, los medios de comunicación privados y la empresa privada que aunque no alcanzan la máxima valoración, la gente reconoce su papel en lo que saben hacer de intermediación financiera, producción y distribución.

Lo más preocupante es la pobrísima valoración de la Fuerza Armada, los poderes públicos entre ellos el Tribunal Supremo de Justica y la Contraloría General de la República. Más abajo están todos los partidos políticos y las organizaciones sindicales. Estudios más recientes que los que ofrece el libro (junio 2015) mantienen a los partidos y sindicatos en el subsuelo de la estima pero se apunta a una valoración  positiva a la MUD como esfuerzo unitario. Lo curioso es que los venezolanos reconocen la necesidad de la existencia de los partidos políticos pero no su calidad que los aprecia como alejados de los intereses generales.

Frente al desafío de un revocatorio exitoso lo que supone elección presidencial y de gobernadores de Estado antes de fin de este año, la responsabilidad de la MUD es gigantesca porque sus componentes aisladamente tienen poco apoyo popular. Tiene que mantener la unidad de la oposición, ofrecer una candidatura única de un buen político y resolver las 23 trifulcas abiertas en los estados para escoger a los candidatos unitarios a gobernadores.

Hasta ahora se asoman solo tres nombres como candidatos a la presidencia de la República en ese orden: Enrique Capriles, Leopoldo López y Henry Ramos Allup que a mi modesto juicio debe mantenerse al frente de la Asamblea Nacional. Para las gobernaciones se impone como criterio general la búsqueda de consensos. Hasta donde sé, sólo en el Estado Mérida hay una exigencia unánime de hacer primarias, que costaría unos 35 millones a ser pagados por los precandidatos que se inscriban.

En fin. La reinstitucionalización del país pasa por escuchar a la Iglesia, contar con los estudiantes universitarios, con el sector privado de la economía y con la MUD. Que los partidos dejen de hacer alarde de lo que no tienen y encuentren, como todas las demás instituciones del país los ideales, valores, principios éticos y nuevos actores que los renueven.