A mis hermanos sacerdotes del clero de Mérida.

Todo lo puedo en aquel que me fortalece (Fil. 4, 13)

Buenos días muy queridos hermanos sacerdotes.

Quiero felicitarles y agradecer todas las iniciativas, creatividad y servicio nuevamente en esta Cuaresma en tiempos de pandemia, para no dejar sola a nuestra gente, a ese rebaño que Dios nos ha confiado y cómo estar cerca de ellos en medio del distanciamiento físico, que se nos propone por el bien de todos.

Iniciamos este camino cuaresmal muy bien en medio de todas las dificultades y las circunstancias que conocemos.

No bajemos la guardia en ningún momento con respecto a las normas y medidas de bioseguridad, porque hasta el momento en primer lugar, con la ayuda de Dios y la Santísima Virgen Inmaculada, los resultados han sido muy favorables a pesar de que algunos los ha tocado y atacado el virus, pero hemos logrado salir adelante con el grandioso equipo médico que tenemos a disposición nuestra las 24 horas. En estos días de cuaresma voy a buscar un listado de todos los médicos en Merida que están dando la batalla contra el Covid y les haremos llegar un nombre de cada uno de ellos, para que entre todos oremos por ese médico, todos los días de la cuaresma. Ellos agradecen mucho nuestras oraciones y se contentan cuando les decimos que oramos y los recordamos en las Eucaristías, para que estén bien ellos y sus familiares.

Les deseo de corazón y en nombre del Sr. Cardenal Porras Cardozo, que desde España  e Italia, está pendiente de cómo todo funciona aquí y orando también por todos, vamos a seguir cumpliendo y haciendo las cosas como Dios quiere y no como nosotros pretendemos que son. Dejemos que Dios haga su trabajo a través de nosotros como instrumentos suyos en esta cuaresma camino hacia el Triduo Pascual.

Que siga siendo él, el que: ilumine, oriente, dirija y sobre todo GOBIERNE la vida de todos. Sigamos sintiéndonos: elegidos, llamados, amados y consagrados por el sacerdocio que nos confirió.

Recordemos lo que en un retiro un director espiritual nos decían allá en la casa de retiros en San Javier Del Valle: “Queridos hermanos no se suelten de los brazos de Cristo, porque el día que eso suceda, fácilmente caeremos en otros brazos “ . En este tiempo cuaresmal seguimos orando juntos y celebrando La Eucaristía, unidos en medio de la distancia que se nos ha impuesto producto de una pandemia, porque la Santa Misa y la oración, son nuestro lazo de unión que nunca se romperá aunque la distancia se interponga.

Cuando soy débil, soy fuerte, dice San Pablo. 

Nada contra nosotros si Dios está en medio de nosotros.

Sigamos cuidándonos y dando lo mejor de nosotros al prójimo que Dios, nos ha confiado. 

*PROPONGAMOS MÁS DESAYUNOS QUE AYUNOS* para nuestra gente que no tiene nada que comer y hagamos: ollas, solidarias, arepas para los niños y ancianos de manera especial, muchos de ellos duermen hasta tarde porque no tienen nada que comer, hagamos del Evangelio pan de vida que calme un poco el hambre y la necesidad. Ayunemos nosotros y démosle pan a la gente más necesitada. Yo sé que tenemos un clero muy noble y bueno y que en este tiempo desbordarán  la bondad como siempre lo han hecho.

Que Dios nos bendiga y buen inicio de la cuaresma para todos. No olvidemos seguir pidiendo a Dios por el cese de esta pandemia y por la buenas nuevas que traerá el Sr. Cardenal, desde Roma, con la fecha definitiva del Acto de Beatificación del nuevo Beato Dr. José Gregorio Hernández Cisneros.

Me despido con un abrazo fraterno para todos ustedes mis queridos y apreciados hermanos.

+Kike

Mérida, Miércoles de Ceniza, 17/02/2021