Y, ¿mientras tanto qué?

Y mientras esperamos los cambios que se han de suceder, mientras llega la anhelada reconstrucción, mientas los motores del progreso y la paz arrancan definitivamente, ¿qué hacemos los venezolanos? Lo primero que salta a la vista es que debemos tener mucho cuidado y poner de nuestra parte para no seguir cayendo en la “anarquía” que estamos notando en todas las facetas de la vida diaria. Entendemos, en este caso, la palabra anarquía como sinónimo de barullo, descontrol, ilegalidad, desorganización o desconcierto en las acciones de los ciudadanos, en las instituciones públicas y privadas, que,de una u otra manera, no saben ni qué hacer, ni cómo actuar, ni qué esperar de un país cuya crisis de valores, de falta de reglas claras, de odios, deincertidumbres, de divisiones políticas, se siente en cada rincón.

Anarquía en los precios de los productos que suben casi a diario y que dejan a los consumidores sumidos en una angustia profunda al no poder adquirirlos, porquedefinitivamente un sueldo no alcanza ni para comprar un cartón de huevos.La gente, además, tiene otras necesidades que debe cubrir: servicios básicos, medicinas, alquileres, en fin.

Anarquía, abuso, mala praxis en los “bachaqueros” que tanto daño les han hecho a nuestras ya golpeadas finanzas personales.

Anarquía en las comunicaciones, la telefonía celular falla, internet es una pesadilla, los puntos de venta inservibles, lo que obliga a que se formen largas colas de personas queriendo conseguir cualquier cosa que se pueda. En sus rostros se nota cansancio, desespero.

Anarquía en los bancos que entregan billetes de baja denominación (2 BS), pero no los quieren aceptar, y cuando se pide una explicación hay que soportar las malas caras y contestaciones amargas de una empleada que está de mal genio.

Anarquía en la conducta de los señores transportistas que aun cuando lo nieguen y expongan sus razones, atropellan a los usuarios cobrándoles “lo que les da la gana”, irrespetando a los ancianos, y hasta amenazando  al que le dice “Señor yo solamente tengo 40 Bs. Y voy allí cerquita”

Anarquía en la empanada que ayer valía 900 bolívares y hoy 1200, o en el cachito de escaso jamón y de menso queso que se fija según las coordenadas entre 950 y 1000 soberanos. Nada que añadir con respecto al pan y otros productos que ya son imposibles de obtener. Así que es el hambre la que se está instalando cada vez más en los estómagos de los venezolanos. Y lo peor, en el de los niños que no tienen la culpa, y ni siquiera entienden por qué sus padres no pueden regalarle ni una galleta.

Anarquía en las bombas de gasolina, sin combustible,anarquía en la distribución del gas que no llega, anarquía en los precios de componentes necesarios para arreglar una computadora o arreglar un carro  y un largo etcétera.

Anarquía en la gente que bota basura en cualquier lado y que parece regocijarse con el feo espectáculo de las calles inundadas de desperdicios, donde los dueños y señores son los amigables zamuros, que ahora ni miedo le tienen a la gente que pasa, porque ellos saben que esta terrible situación va para largo.

Anarquía en el que no acata las señales de tránsito, en los que andan en contravía, en los que insultan y tocan corneta por cualquier nimiedad.

Anarquía en los “descerebrados” que gritan, ensucian ponen música a todo volumen en lugares que deberían ser de sano esparcimiento. Esos, que no comprenden que sus derechos terminan donde comienzan los de los demás. Esos anárquicos que no respetan el sueño y el descanso del prójimo.

Desconcierto el que nos produce escuchar la descripción de un país en el que todo marcha bien, en el que se sembrarán millones de hectáreas para autoabastecernos, en el que la esperanza de vida será más larga, en el que todos seremos muy felices, pero surge la pregunta ¿y mientras tanto …qué? Porque para recoger buenos frutos, debe existir todo un proceso, y ese proceso lleva su tiempo, hay que abonar, fertilizar, sembrar buenas semillas, regar, cuidar, la cosecha no se da de un día para otro y menos con puras intenciones, para lograr los objetivos se debe planificar con inteligencia las acciones a seguir.

Anarquía en la mente y la conducta de esos políticos que todos conocemos a quienes el individualismo, el egoísmo, las ansias de poder, les han impedido actuar con inteligencia para contribuir con la solución de los problemas que nos aquejan.

Cuidado, entonces, con esta anarquía que nos está sofocando, que nos ciega, que nos mantiene en constante estrés.Es lógico que cada quien quiera “salvar su pellejo” nos referimos a quienes intentan protegerse por todos los medios de la inflación que es un monstruo que nos devora, pero cuidado, somos venezolanos, vivimos y estamos aquí, somos hermanos, y nos cubrimos con el mismo tricolor, respiramos el mismo aire, nos arropa el mismo cielo, pisamos la misma tierra. Pongámonos la mano en el corazón, seamos solidarios, entendamos que el bien común es también el bien individual, y tratemos de no ser un eslabón más de esa cadena maldita que hunde cada vez más profundo a nuestro país. Si no paramos esta anarquía, si no nos reconciliamos, crecerá este averno de miserias, del cual apenas estamos viendo la puerta.

Redacción Comunicaciòn Continua